sábado, 14 de febrero de 2015

De culpas, disculpas y otros síntomas de cobardía.

En estos días he estado repitiéndome con insistencia lo orgulloso que me siento por mi ateísmo. Sí, estoy realmente orgulloso de no creer en esa idea absurda y contradictoria llamada "dios". ¿Por qué? Porque así como en mis momentos más desesperados carezco de un genio de alguna lámpara mágica, al cual podría pedirle que me solucione uno u otro problema, también carezco de alguien a quien echarle la culpa por las cosas que he vivido y que considero "injustas".

Estoy consciente que lo bueno en mi vida es únicamente consecuencia de un enorme esfuerzo de mi parte; aún lo referente a la gente genial que he conocido, si yo no hubiera decidido hablarles, no serían parte de mi vida ahora, y respecto a lo que "no considero del todo bueno", eso sigue siendo obra humana. Y es aquí dónde empezó a tomar forma lo que quiero expresar esta noche: Por mucho tiempo he sustituido al "diablo" de los religiosos por diablos humanos, distintos a mí mismo, y aún creo que existen otros humanos, además de mí, a quienes puedo achacarles ciertas culpas en eso que he vivido y que no etiquetaría con la palabra "bueno". Sin embargo, después de un episodio sumamente decepcionante, estresante y molesto en la madrugada del pasado viernes 13 de febrero de 2015, decidí aceptar que todo en mi vida es totalmente culpa mía...

- Esa mala decisión que me ha costado sentirme encadenado, fue mi decisión, hubo un "no" que reemplacé por silencio, y he pagado y seguiré pagando las consecuencias de ello. Más aún, esa "decisión" se ha ganado la etiqueta de "mala", gracias a que yo he querido ponérsela.
- Esa relación que tardé tres años en superar, dolió porque yo decidí que doliera. Fui víctima y me llené de coraje contra el "malo del cuento", porque yo decidí que debía haber un bueno y un malo, y así mismo asigné los papeles de modo que sucediera todo lo que viví durante esos tres años. No solo eso, yo decidí que aquello me perturbara por tres años...
- Todas esas relaciones que han salido mal, han sido porque no he sabido ser prudente y tomarme el tiempo para estar seguro de muchas cosas, cosas indispensables para asegurar una relación exitosa.
- Ese episodio frustrante, ese que desencadenó todo este mensaje, ocurrió por decisión mía... Estaba a salvo lejos de mi pasado, y decidí abrir las páginas del diario que nunca escribí.

He pasado mucho tiempo preguntándome cómo perdonar a toda "la gente que me hizo daño" en algún momento de mi vida; ahora sé que no tengo que perdonarlos por algo... La única persona a la que debo perdonar, y pedir disculpas, es a mí mismo, porque todo en mi vida ha salido tan bien, y tan mal, como yo mismo he querido. Ahora sé que yo soy mi propio diablo; yo y nada más, no un personaje inventado por "lavacerebros", y no algún ser de carne y hueso que está ahí afuera. Mi verdadero diablo es el mismo que me mira cuando miro al espejo...

¿Qué hacer al respecto? Reconciliarme conmigo mismo, terminar de afrontar las consecuencias de mis actos, y tratar de sacarle provecho aún a lo que pudiera etiquetar como "la peor decisión de mi vida".

Creo que esta canción define perfectamente cómo me siento ahora (la "mano" mencionada en el último coro de la canción, no es otra sino la mano de la libertad que viene cuando uno decide bajarse de su propia cruz).


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